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¿Qué implica la elección de la madera?

A cada madera su tratamiento.

Existen diversos tipos de madera que se diferencian entre ellas no sólo por la estética, sino también por las características de resistencia en el tiempo. Conocer el tipo de madera que se está tratando permite elegir de forma correcta.

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Al elegir la madera como elemento de construcción, será necesario decidir sobre tres opciones, según la colocación y la exposición meteorológica, para conservar la integridad y la belleza de la madera en el tiempo. La primera será decidir la esencia de la madera a utilizar, la segunda elegir una correcta protección constructiva y, sólo si las dos primeras no son suficientes, será necesario elegir el tratamiento químico correcto.

La madera no es toda igual.

Para los trabajos de carpintería, el material más utilizado es la madera de coníferas, como el abeto o el pino y también el alerce, que cada vez encuentra mayor espacio, sobre todo en los elementos de revestimiento. Sin la debida protección, estas maderas sufren el ataque de hongos y de organismos que pueden provocar decoloramiento y pudrición. Es indispensable, por tanto, utilizar siempre productos protectores que contienen principios activos preventivos contra el ataque de agentes biológicos.

La madera de latifoliadas, como el roble, el castaño y la haya, son por naturaleza más resistentes al ataque de parásitos, pero si se exponen a una fuerte humedad, también se pueden estropear por culpa de hongos e insectos. Por ello se recomienda efectuar un tratamiento preventivo contra los hongos y los insectos xilófagos.

Los tipos de madera más resistentes son los tropicales, como teca, ipe, masaranduba, bangkirai y meranti, inatacables por los hongos. En este caso, es suficiente una protección de la superficie contra las manchas, la suciedad y el polvo.

La normativa EN 350 prevé una tabla en la que se han clasificado las diversas esencias de madera según su durabilidad natural con una escala que va de 1 a 5. Encontraremos, por ejemplo, la madera de teca utilizada para muebles y suelos de jardín de prestigio en una clase 1 (muy duradera), mientras la madera de abeto se encuentra en la clase 4 (poco duradera). Además, en el interior del tronco del árbol se encuentra la parte central más dura llamada precisamente «duramen», mientras en la parte externa se encuentra la «albura» que es menos resistente. Conocer las características de la madera utilizada puede determinar la duración de la construcción en el tiempo.